LAS EXPAREJAS QUE NO SE VAN DE TU VIDA
El amor de pareja es sin duda alguna, uno de los tres deseos que le pediríamos al genio de la lámpara de Aladino, si el cuento fuera real. Lo que sí es real, es esa búsqueda de la “pareja ideal”, la cual transcurre en diferentes momentos de nuestras vidas, mientras realizamos una exhaustiva lista de requerimientos, que sin querer va desdibujando el significado real del amor. Olvidamos que éste se construye a medida que crecemos con el otro; un otro que al igual que nosotros, ha tenido experiencias previas con aciertos y desaciertos, y que cuando llega a nuestro lado, llega moldeado por convivencias pasadas, falsas expectativas, promesas rotas y diferentes maneras de ver la vida, en fin, con improntas invisibles que después del tsunami hormonal de los primeros meses, se hacen presentes y pueden llegar a ser una verdadera pesadilla: “los o las ex”.
El o la EX, se convierte en un “acompañante silencioso”, no necesita ser nombrado, a veces por ser ignorado está más presente. Y no se trata de que nuestra pareja no le haya olvidado; es que nuestro inconsciente, tarde o temprano saca a la superficie lo que necesita ser sanado y lo proyecta en la pareja actual (y viceversa), y es así como nos enfrascamos en discusiones que no tienen pies, ni cabeza. Le reclamo irracionalmente a mi pareja lo que hizo, y/o peor, lo que no hizo mi Ex anterior. Frases que resuenan en medio del salón, o la habitación: ¡no te lo voy a permitir!, ¡ya he tenido mucho de eso!, pero ¿qué te pasa estás loca?, ¡yo nunca hice eso!, ¿de qué hablas? Y así, sin darnos cuenta terminamos en un lío que muchas veces llega a los tribunales, aumentando los indicadores porcentuales de divorcios.
En este punto de la historia, lo peor no ha pasado todavía. Iniciamos otra relación y otro embrollo, y llega nuevamente la pregunta: ¿Por qué siempre me pasa lo mismo? Y después de mucha terapia, nos damos cuenta que el primer ex no era tan horrible, es más, ya no tenemos la certeza de que la separación fue lo indicado, porque al primer ex no le toleramos lo que al actual si… Empezamos a comprender que el problema no es necesariamente el otro, que hay algo que nos excede y no logramos controlar, algo que tal vez nos lleva a sabotear nuestras relaciones y/o a mantener relaciones conflictivas… En fin, nos damos cuenta que en la familia hay muchas divorciadas, segundos matrimonios y personas solas.
Es el momento en el que comprendemos que lo ancestral pesa y descubrimos que algunos de nuestros conflictos de pareja, obedecen a lealtades e identificaciones con ancestros que ni conocimos.
¿Y eso es todo? ¿sanar con mis ancestros y por fin tener la relación de pareja soñada? No siempre, para algunos termina ahí; otros hemos de seguir indagando y sanando, porque no solo hacemos parte de nuestro sistema de origen. Cada vínculo que mantenemos crea un sistema: podemos estar en transferencia con personas del sistema de alguien que hizo parte de nuestra vida y cuyo nombre ya olvidamos.
También tenemos sueños recurrentes con alguna persona X, que aparece en nuestra vida y nos la encontramos con cierta periodicidad y puede ser nuestro inconsciente diciéndonos que hay algo que sanar de otra vida.
Y no falta al que le digan: ¨vos pareces embrujado, nadie te mira, nada te dura¨; y aunque no creemos en brujas, ¨que las hay, las hay¨, dice la sabiduría popular. No está de más hacerse una limpieza energética que nos permita quitarnos las cargas ajenas para conectar con lo que realmente anhelamos.